Día de la Mujer: Mari Carmen Insúa «Me marqué una meta y la cumplí»
En el Día Internacional de la Mujer, hemos entrevistado a Mari Carmen Insúa.
Tiene 79 años y al empezar la entrevista muestra cierta inseguridad, porque a veces no se acuerda de algunas cosas. Pero en cuanto empieza a hablar se atisba una determinación propia de una generación fuerte y valiente que, como ella misma dice, tuvo que afrontar momentos muy duros.
Pero a pesar de ello reconoce “haber tenido una vida muy feliz, y haber disfrutado mucho con su trabajo”. Mari Carmen Insúa nació en Lugo en 1945, pero luego se desplazó con su familia a Castilla, de dónde era originaria su madre. A finales de los años 60’s decidió embarcarse con su hermana en una auténtica aventura: responder a la propuesta que un grupo de empresarios mallorquines les hizo a los vecinos de su barrio para ir a trabajar a la incipiente industria turística de Mallorca. Se fueron una veintena.
Mari Carmen recuerda con cariño aquella época, y lo bien que les cuidaron. “Llegamos a Mallorca en barco, y nos dieron alojamiento en un chalet. Trataban muy bien a la gente, y nos enseñaron a hacer el trabajo”, explica.
En aquellos primeros años, la hoy residente de Fontsana Son Armadams empezó a trabajar como camarera de hotel, haciendo según su propia expresión de “soldado raso”. Recuerda perfectamente la fecha de su primer día de trabajo: 1 de octubre de 1970.
Durante 3 meses se formó en el hotel de 5 estrellas Lujo Meliá Victoria, y luego se incorporó al hotel Bellver, dónde permaneció durante 45 años, hasta que a los 63 años se jubiló.
Mujer trabajadora y disciplinada, que se quedó corta en idiomas:
De camarera de restaurante Mari Carmen pasó a ser gobernanta, puesto que ocupó el resto de su vida profesional. Llegó a tener a su cargo a 62 personas, a las que enseñó el oficio con cariño, amor y voluntad. “Si eres lista, captas su potencial, y aprendes a pedirles un poco más cada día. Pero siempre desde el cariño”, cuenta.
“Les enseñábamos todo: desde cómo se abría la cama por la noche, y se colocaba el pijama y el camisón, junto a 6 caramelos; hasta cómo se dejaba un vaso de agua en la mesilla. Hoy ya no se hace así, se pone una botellita”, comenta.
También evoca a los muchos famosos que conoció y atendió, pero especialmente a los toreros que se alojaban en el hotel cuando venían a torear a Mallorca, y a Lola Flores.
Volviendo la vista atrás, Mari Carmen se enorgullece de haber sido una mujer trabajadora, y de haber echado mano de la disciplina para “conseguir la meta que me había propuesto, y cumplirla”, en unos tiempos en los que no era habitual ver a mujeres en puestos intermedios ni de mando.
Lo único en lo que reconoce haberse quedado corta es en estudiar idiomas, y por ello habla con orgullo de su nieta de 7 años, que siendo tan pequeña ya estudia inglés cuando sale del colegio.
“Todavía sigue habiendo machismo”:
Ésa no es, según ella, la única cosa que ha cambiado. “Hoy todo ha evolucionado mucho, algunas cosas para bien, y otras algo menos. Mucha gente joven se tira a la piscina y no mira más. Son más pasotas”.
Cree que durante todos estos años, desde que ella empezó a trabajar, el hombre ha cambiado un poco, y que esa pequeña evolución ha bastado para quitar bastante machismo. No obstante, confirma, “todavía hay”. Como receta para acabar con él, Mari Carmen recomienda “ser indiferente”.
Conciliación y vida familiar:
Además de mujer trabajadora, Mari Carmen ha sido una feliz madre de familia. Conoció a su marido bailando en Bésame Mucho. “Me encantaba bailar”, reconoce, “pero no la juerga. Yo siempre me he divertido con prudencia”. Tuvieron un hijo y, a pesar de trabajar, llevó una vida familiar plena. “Libraba los sábados y domingos y me dedicaba a limpiar y a hacer cosas de la casa, pero también teníamos tiempo para ir al campo y a la playa”.
Hoy desde la residencia de personas mayores Fontsana Son Armadams rememora su vida, y cómo su papel de mujer trabajadora abrió el camino a muchas de las mujeres de las generaciones posteriores, que se han beneficiado de su esfuerzo y tesón.