fbpx
Skip links

Q&A FONTSANA

Apartados

1) ¿Por qué es bueno para mi familiar entrar en una residencia?

Existen muchas razones por las cuales, en momentos determinados de la vida, una persona mayor estará mejor en una residencia que en su propia casa.

El primero de todos y, probablemente, el más importante, es que, a medida que las personas se van haciendo mayores, requieren de unos cuidados específicos y de unos recursos, tanto materiales como humanos, que en ocasiones es complicado tener en casa. Tanto si los impedimentos son físicos como mentales, hay determinados elementos básicos en el día a día (como falta de mobiliario adaptado, ausencia de ascensores, escasez de tiempo y/o conocimiento para cuidarlos o supervisarlos, etc.) que son muy importantes y que no tenemos a nuestro alcance. Además, la evolución de ciertas patologías puede ser muy rápida e imprevisible.

Por tanto, llega un punto en el que se hace necesario delegar esa labor a centros especializados, con personal profesional, preparado y experto para atender este tipo de necesidades.

De todas formas, también hay muchos mayores que deciden entrar en una residencia para alejarse de la soledad, despreocuparse de las labores del día a día y delegar su cuidado a profesionales preparados, a efectos de que ellos no deban preocuparse de nada más que de disfrutar esta etapa de la vida.

En definitiva, tanto si se trata de una persona con un nivel importante de dependencia física o mental, como si es una persona autónoma, en una residencia encontrará un equipo preparado para satisfacer todas sus necesidades, tanto las básicas (alimentación, limpieza, asistencia sanitaria, higiene personal…) como otras necesidades igualmente importantes como atención psicosocial, terapia ocupacional y actividades de ocio, socialización, gimnasia y rehabilitación, etc.).

a) Tener 65 años o más.

b) En caso de ser menor de 65 años, tener una patología grave asociada a la edad (alzheimer, demencias…) o disponer de una autorización de la Comunidad Autónoma (resolución de Gran Invalidez, Incapacidad Laboral Absoluta…).

2) ¿Qué tipos de residencias hay al alcance de mi familiar y cuáles son sus diferencias a nivel económico y asistencial?

a) Privada

Una residencia privada es un centro donde un residente puede ingresar de manera inmediata, sin depender de concesiones de plaza o de listas de espera. También cabe la opción de que un residente ingrese en una residencia privada mientras espera una plaza en una residencia concertada o pública.

 

b) Concertada / Pública

Una residencia concertada o pública es aquella en la que el residente entra con una plaza concedida por la Administración pública pertinente, en función de la situación de dependencia en la que se encuentre y, en consecuencia, en función del grado de dependencia que le haya sido concedido (I, II o III, atendiendo al nivel de cuidado que precise). El importe económico de la ayuda, y la prioridad en las listas de espera con respecto a la concesión de la plaza y al centro asignado depende del nivel de dependencia que se haya acreditado por la Administración pertinente, y también de los recursos económicos de los que el residente disponga.

Con respecto al precio de una residencia u otra, cabe destacar que no todas las residencias, especialmente las privadas, ofrecen los mismos servicios. Por tanto, es imprescindible asegurarse de lo que obtendrá el residente una vez haya hecho el ingreso.

 

Nuestras residencias concertadas son centros de titularidad y gestión privada, pero con parte o totalidad de plazas de financiación pública (al contrario de las residencias públicas, que son de gestionadas por la Administración y con el 100% de plazas públicas). Por tanto, en función de los ingresos del residente, éste abona un precio público. Tanto en las residencias públicas como en las concertadas, la plaza del residente es pública y éste únicamente paga en función de la pensión que obtenga. Este tipo de plazas están sujetas a las listas de espera de concesión de plazas que la Administración pública pertinente otorgue.

 

Por otra parte, nuestras residencias privadas son de titularidad y gestión privada, y con la totalidad de plazas privadas. Esto significa que se puede obtener una plaza en este tipo de centros de manera inmediata y sin estar pendientes de listas de espera. El precio que se abona es un precio diferente y marcado por el centro, sin atender a los recursos económicos del residente.

 

Cabe destacar que, si bien en las residencias privadas los precios están marcados por el centro, existe la figura de la “Prestación Económica Vinculada”, que consiste en una ayuda económica periódica que recibe el residente (y que está regulada en la Ley de Dependencia), y que contribuye a sufragar los gastos derivados de la atención residencial. Esta ayuda debe tramitarse por el residente y/o sus familiares, pero en nuestras residencias privadas podemos ayudarles con los trámites y con el acceso a la documentación requerida por la Administración para hacer la correspondiente solicitud.

 

De todas maneras, tanto nuestras residencias concertadas como privadas cuentan con el mismo protocolo de ingreso: una valoración inicial del equipo multidisciplinar al ingreso del residente, el mismo nivel de comunicación con los familiares, y un seguimiento de la estancia del residente igual. Y, por supuesto, la calidad asistencial es exactamente la misma.

3) ¿Qué nivel de atención recibirá mi familiar?

El factor más objetivo a la hora de determinar los cuidados que necesita un residente es el grado de dependencia que tiene. Los grados de dependencia se determinan del I al III en función de diversas escalas internas elaboradas por el equipo multidisciplinar (siendo el I el grado de dependencia más leve, y el III el grado de dependencia más severo).

Por tanto, el nivel de ayuda en las actividades básicas de la vida diaria, como pueden ser las duchas o ayuda con la comida, dependerán del grado del residente. No obstante, el equipo

multidisciplinar está siempre pendiente del residente y de si éste tuviera un cambio de grado, a efectos de brindarle la atención que requiera en cada momento.

Con respecto a los residentes con un deterioro cognitivo más avanzado (demencias o alzheimer en un grado más severo), nuestras residencias cuentan con una unidad específica donde el cuidado es diferente y especial.

4) ¿Qué tipos de estancias existen?

Si bien el modelo de estancia más conocido es la estancia permanente, en la que un residente pasa a hacer del centro su nuevo hogar, también hay otros tipos de estadías que buscan cubrir necesidades específicas que puedan tener las personas mayores.

De este modo, la estancia en una residencia también puede ser temporal (para periodos más cortos como puede ser una recuperación o convalecencia post hospitalaria o post quirúrgica, o en concepto de estancia por rehabilitación), o de respiro familiar (por ejemplo, en periodos de vacaciones, tanto para el residente como para sus familiares o cuidadores).

5) ¿Cuál es el régimen de visitas de las residencias?

Por lo general, las residencias suelen tener un amplio horario diario de visitas, tanto por las mañanas como por las tardes, a efectos de que los residentes puedan seguir sus rutinas en condiciones de normalidad, y éstas no se vean afectadas. No obstante, tenemos completa flexibilidad con respecto a las necesidades de cada residente, y la comunicación con los familiares es siempre lo más fluida posible.

Los residentes autónomos y cognitivamente capaces pueden entrar y salir de la residencia cuando lo deseen. De igual manera, los familiares y visitantes pueden, en cualquier momento, salir de las residencias con sus familiares.

6) ¿Cómo son nuestras residencias por dentro?

Nuestras residencias han sido específicamente adaptadas y reformadas para satisfacer las necesidades específicas de las personas mayores: hay habitaciones individuales y dobles con baños mobiliario adaptados, barandillas de seguridad, sistemas de alarmas en varios puntos de las habitaciones, cortinas en las habitaciones dobles para garantizar la privacidad de los residentes, luz natural, etc.

Desde las residencias Fontsana, invitamos a los residentes a que traigan objetos de su casa al centro, tales como marcos de fotos, cuadros, mantas o incluso butacas, a efectos de hacer de su habitación su nuevo hogar, con la calidez del ambiente que siempre les ha rodeado.

Además de todo ello, también se han cuidado con detalle las diversas estancias comunes, tales como los comedores, los salones, las terrazas, jardines, gimnasios, despachos, peluquerías, etc.

7) ¿Cómo es la comunicación entre la residencia y los familiares del residente?

La comunicación debe ser lo más fluida posible. Tanto las Direcciones del centro como los coordinadores de cada departamento encargados del cuidado de los residentes estarán plenamente accesibles a los familiares.

Periódicamente, a los familiares se les va informando por diversos canales tanto del día a día del centro como de aquellos acontecimientos más puntuales o especiales. Además de ello, los profesionales de la residencia contactarán de manera proactiva con los familiares, a efectos de evaluar el estado y el desempeño en las actividades de la vida cotidiana en el centro del residente.

8) ¿Cuál será el día a día de mi familiar en el centro?

El residente empieza su día a día levantándose y siendo ayudado con la ducha o la higiene. Una vez aseado, el residente baja al desayuno buffet, donde puede elegir entre un amplio abanico de productos, siempre teniendo en cuenta sus necesidades alimenticias.

Después del desayuno, llega la hora de las actividades de estimulación cognitiva (talleres de memoria, de pintura…) y de la gimnasia (tanto grupal como individual), todo ello acompañado de una hidratación a media mañana.

Una vez terminadas las actividades, el residente vuelve a pasar al comedor para que le sirvan la comida, compuesta por variados menús teniendo en cuenta los productos de temporada y supervisados por un nutricionista.

Tras la comida, hay un pequeño descanso donde el residente puede estar en las zonas comunes o bien en la habitación descansando. Una vez se ha servido la merienda, el residente reinicia las actividades de ocio, esta vez con un carácter más grupal (como bingos, juegos de mesa, cantantes o las fiestas mensuales programadas por el equipo técnico de las residencias).

Por último, cuando han terminado esta rutina, los residentes cenan de nuevo en el comedor, para después volver a sus habitaciones a descansar y a coger fuerzas para el día siguiente.

Cabe destacar que los equipos técnicos de las residencias siempre se esfuerzan por hacer el día a día de los residentes lo más ameno posible, todo ello sin desvirtuar sus rutinas diarias y teniendo en cuenta en todo momento sus preferencias y necesidades. Al final, lo más importante es que el residente tenga sus necesidades cubiertas, socialice con las demás personas, fomente su autonomía y, en definitiva, sienta que la residencia es su hogar.