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Día de la mujer en Fontsana Son Armadams

Día de la Mujer: Paquita Cardell «las mujeres de hoy no se dejan dominar»

En el Día Internacional de la Mujer, hemos entrevistado a Paquita Cardell. 

Francisca Cardell tiene 89 años, pero mantiene una sonrisa y una vivacidad que enamoran. El secreto está, según ella, en seguir siendo muy activa. En la residencia Fontsana Son Armadams, dónde reside desde hace año y medio, participa en casi todas las actividades que se organizan: gimnasia grupal, manualidades y, sobre todo, en clases de memoria.

A Paquita, como todo el mundo la llama, le encanta escribir, especialmente poesía. Y es que siempre sintió la llamada de los libros. Pero debido a la época en la que nació, sólo pudo estudiar el bachillerato elemental desde los 10 hasta los 14 años.

Poesía en FontsanaPoesía

Mujer de su época:

Ella es un excelente ejemplo de mujer que, si hubiese nacido en nuestros días, habría llegado muy lejos profesionalmente. Con apenas 14 años, y habiendo acabado sus estudios básicos, Paquita se enteró de que buscaban una secretaria de dirección en el hotel Jaime I, ubicado en la céntrica avenida Jaime III de Palma.

Ni corta ni perezosa se desenfundó los calcetines propios de su edad y, como ella misma dice, “me puse medias, y para allá que me fui”.

A Paquita le encantaba leer y escribir, y eso la ayudó a conseguir el trabajo. “Estuve un mes entero haciendo prácticas. Había hecho taquigrafía y mecanografía, y además había estudiado inglés y francés con un profesor que daba clases en mi barrio, en Santa Catalina”.

Después de escribir infinidad de cartas durante 4 semanas, y de hacer otras tantas traducciones, Paquita se convirtió en secretaria de dirección, y disfrutó de su trabajo hasta los 27 años.

Futuro profesional truncado por la maternidad:

A esa edad Paquita se casó con el que fue su marido durante 50 años. Se conocieron en el hotel dónde ambos trabajaban. Ella de secretaria de dirección, y él de jefe de Conserjería.

Matrimonio de Palma

Como era habitual en esa época, la recién creada familia quería tener descendencia y su marido le pidió que dejase de trabajar. Paquita no quería, “y le intenté convencer, pero ante su negativa lo acepté. Si me hubiese pasado hoy, habría seguido trabajando”, confirma con una vivaracha sonrisa.

Madre feliz, y ama de casa desbordada:

A partir de ahí dio comienzo una nueva etapa vital, de la que también se siente muy orgullosa. “A los 10 meses nació mi hijo, y he de reconocer que para una madre poder criar a sus niños es lo más bonito que hay”.

Sus jornadas cambiaron de rutinas, y al irse a vivir con ellos su suegra y su cuñada, se llenaron de nuevas responsabilidades. “Éramos 5 en casa, y eso suponía no parar de trabajar”. Una intensa labor que, como también era propio en esa época, no solía ser reconocida.

Independencia de la mujer:

Paquita reconoce que sufrió el machismo de la época, que “empezaba en tu propia casa”. Recuerda cómo cuando ella leía y quería seguir estudiando, “mi propia madre me invitaba a no hacerlo, y me decía que lo que han de hacer las mujeres es coser y bordar”.

Afortunadamente hoy las cosas han cambiado, “y las mujeres no se dejan dominar”. Tiene dos nietos, chico y chica, y los dos han podido estudiar y son economistas. Al contrario de lo que le sucedió a su abuela, han mantenido caminos similares, y los dos trabajan.

Algo ha cambiado, aunque según ella, “todavía hay machismo”, así que vale la pena seguir celebrando el Día de la Mujer, “aunque sea por festejar una fiesta más”.